CUENTOS DE UN MINUTO (TEXTOS EXTRAÍDOS DE LA PUBLICACIÓN “EXTRAÑAS MINIATURAS”)

Año de Edición:

Editorial:

AUTOR: JORGE ORTIZ

La otra historia: Simulación

Nunca quiso casarse con él, menos de ese modo, por eso fingió un pinchazo por accidente.

Sin voz propia ni apoyo de su familia pensó en desaparecer, en alejarse del mundo, en dormir, o aparentar hacerlo.

Su rostro reflejaba el malestar y la palidez de haber ingerido agua con sal a escondidas y si todo resultaba como lo había planeado, no cumpliría ese rito abusivo, irrespetuoso, contra su propia voluntad.

No cedería a la imposición, al mandato, porque seguramente él huiría espantado.

Entonces, la Bella Durmiente se preparó para concretar lo que había planeado.

Vomitar, después del beso.

La otra historia: Oídos sordos (de “Extrañas miniaturas”)

Lo veía dirigirse a toda velocidad hacia el lugar y sintió pena por él. Pensó que había hecho todo lo posible para disuadirlo. Resignado reflexionó

—No hace faltar ser poco “cuerdo” para actuar así. Cuando una persona no quiere oír, cuando se cree dueño de la verdad, cuando se está encerrado en su propia perspectiva y solo quiere ver lo que le conviene… no hay nada que hacer… no se puede impedir que cometa errores y se golpee —se dijo a sí mismo.

Y observó el lógico desenlace de esa acción temeraria.

Las aspas del molino lo golpearon y lo hicieron rodar varios metros dejándolo tendido en el suelo maltrecho y dolorido al insensato Quijote.

Pecados Capitales; La Gula

Comenzó con el sano placer de disfrutar su sabor con amigos. Luego fue antes. Con el tiempo, se agregó el después. Hasta que un día, solo y enfermo, ya no pudo vivir sin beber.

El otro

Se levantó con energía. Tuvo la convicción de que nada podría impedir que le vaya bien en el trabajo y en todas sus otras actividades programadas que ayer a la tarde, no pudo concretar.

Era un día de plenitud. Ese mañana todo iba a ser posible.

Cuando salió del trabajo lo vio a él. Era un tipo triste, derrotado. No hablaba con nadie y solía evitar el contacto con otras personas. Era por decirlo de algún modo, su opuesto.

Trató de evitarlo, pero, no pudo. Como todas las tardes lo esperaba allí, en el espejo.