Editorial: Argentinidad
«La nieve arreciaba y el contraste con el color azabache de Dökkgaldur provocaba en la vista de todos, una sensación inexplicable de admiración y pavor. La visión del aliento que exhalaba el enorme corcel por sus fauces, el resplandor blancuzco del ropaje y la armadura de su jinete, la velocidad del galope, el viento níveo, la luminiscencia de los ojos de Eldir y el conocimiento de los prodigios realizados y de los venideros, les daba un aspecto fantasmal, como de espectro salido de ultratumba para vengar años de horror o provocar otros muchos. Frente a ellos, el río se presentaba prácticamente infranqueable porque la nevada de las últimas horas había tapado todavía más los pasos que se habían preparado con dedicación y en secreto durante tanto tiempo».